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Pieles frágiles y sensibles

  • Categoría de la entrada:Salud

Aplicada a la piel, la palabra «sensible» abarca numerosos significados y engloba muchos tipos de problemas, desde la aparición de rojeces esporádicas hasta la intolerancia o la alergia, pasando por problemas mucho más graves e importantes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa la alergia en el cuarto puesto del ranking de enfermedades mundiales, y considera que esta patología representa un «grave problema de salud pública». Y es que una de cada dos personas tiene algún tipo de intolerancia o alergia a alguna sustancia y su piel se convierte en el primer indicador, en forma de rojeces, irritación, descamación o prurito.

¿Cómo saber si es alergia?

El grado de sensibilidad y la reacción varía mucho de una piel a otra, existen episodios puntuales o casos crónicos. Los dermatólogos diferencias entre pieles alérgicas y pieles intolerantes.

Pero ¿cómo saber si es una alergia? La alergia es una reacción inmunitaria provocada por un alérgeno. Implica dos fases: una fase de sensibilización a un alérgeno y una segunda fase de expresión retardada con motivo de una nueva exposición al alérgeno.

La única forma de diagnosticar una alergia consiste en aplicar sobre la piel alérgenos conocidos en muy pequeñas cantidades, con objeto de identificar exactamente la causa de la alergia. El único medio de evitar las alergias es eludir todo contacto con los alérgenos identificados.

¿Cómo saber si es intolerancia?

Por otro lado, una intolerancia cutánea es una respuesta inmediata y concreta de la piel frente a una sustancia irritante. Las pieles intolerantes presentan una barrera cutánea constitucionalmente más frágil y están más expuestas, por naturaleza, a las agresiones exteriores, provocando un aumento de la sensibilidad cutánea. Se caracterizan por la importancia de los signos subjetivos (picores, quemazón), mientras que los signos objetivos, al ser examinados, son discretos (eritema, piel algo más seca, a veces una fina descamación).

Los cuidados

Para no sufrir las consecuencias hay que evitar las causas. Lo más importantes es poder identificar el factor que causa el problema, que suele estar en el entorno, la alimentación, el sol, la medicación o el contacto con ciertos cosméticos. En estos casos, los cosméticos más indicados son los que aplican el «menos es más», es decir, que descartan en sus fórmulas aquellos componentes susceptibles de ser causa de alergia o intolerancia, entre ellos el alcohol, los parabenos, los detergentes, los componentes metálicos (níquel, cromo, mercurio, etc.), el jabón o el perfume. Como prevención y cuidados importantes para las pieles sensibles destacamos evitar la exposición al sol o a las temperaturas extremas, la ingesta de alcohol, fumar, el consumo de alimentos que producen calor (picantes, especias, platos calientes) y, en la medida de lo posibles, el estrés.

Cómo reconocer una piel sensible

Cómo saber si estamos ante una piel sensible.

  • Se deshidrata con facilidad.
  • Tiene zonas localizadas de sequedad o descamación.
  • Presenta una apariencia fina, casi translúcida.
  • Tiene rojeces y zonas erosionadas.
  • Reacciona a los cambios bruscos de temperatura.
  • Se irrita con exposición solar.
  • No tolera los cosméticos (sobre todo la piel facial).
  • Se muestra reactiva tras el afeitado, la depilación, postpeeling, postláser, etc.

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