Una manera de calmar nuestra piel, especialmente en el verano, es la aplicación de cosméticos que la refresquen y combatan el calor que la asfixia.
El calor no es buen aliado para la circulación sanguínea, lo que repercute inevitablemente en la salud y belleza de nuestra piel.
Ya sea por sus activos, por su textura o por su forma de aplicación, podemos sacarle mucho partido a la cosmética a la hora de refrescar nuestra piel.
CALMA DESPUÉS DEL SOL
Después de un día al aire libre o de disfrutar el sol en la playa, notaremos la piel tirante, más seca, incluso enrojecida, y más si no la hemos protegido lo suficiente.
La solución para reparar los daños leves ocasionados por los rayos solares son los cosméticos llamados “after sun” que proporcionan una sensación de calma y frescor inmediatos.
AGUA TERMAL
Con esta agua se elaboran un gran número de productos cosméticos de tratamiento, que proporcionan grandes beneficios, sobre todo, a las pieles más sensibles y delicadas.
El agua termal contiene innumerables principios activos naturales gracias a sus sales minerales y oligoelementos.
De forma inmediata refresca, descongestiona y calma.
Si se utiliza diariamente refuerza la protección natural de la piel, que se vuelve más suave, flexible y resistente.
PIERNAS LIGERAS
Al aplicar frío en la piel, estimulamos la circulación de la sangre, oxigenando y nutriendo los tejidos.
Favorecemos la penetración de activos, ejercemos un efecto drenante y detoxificante, reafirmamos los tejidos y evitamos la flaccidez.
Por este motivo, en verano, las piernas agradecen cosméticos con efecto frío, gracias a la presencia en su formulación de activos como el mentol, el eucalipto o el alcanfor.
La forma correcta de utilizarlos en las piernas es con masajes ascendentes desde el tobillo hasta las caderas, con las piernas un poco levantadas.
El frío se convierte en nuestro mejor aliado durante el verano.
